Razón del blog

Intercambiando mails sobre restauración con mi gran amigo Hernán Longoni, comentábamos sobre la importancia de no omitir ningún detalle en un trabajo por mas pequeño que sea, que estos dan testimonios de la forma de pensar y trabajar de los que hicieron la pieza, pero muchas veces estos detalles solo lo ve el restaurador, por eso surgió la idea de escribir en este blog sobre restauraciones para dar a conocer algo más de la rica historia aeronáutica Argentina.

miércoles, 23 de junio de 2010

IA-34M Clen Antú 1º parte

A principios del 2000, en una de nuestras habituales charlas en la oficina de la Asociación Amigos del Museo, comentábamos acerca del ala volante IA-34 M Clen Antú que se encontraba en el club de planeadores Córdoba en Juárez Celman, rápidamente surgió la idea de hacer algo por esta pieza de un gran valor histórico a nivel nacional e internacional.

El ingeniero ing. Francisco Guillermo San Martín (alias pancho), por entonces presidente de la asociación, hizo la punta de lanza contactándose con la gente del club de planeadores, le presenta la idea de restaurarla para ser exhibida en el Museo de la Industria Brig My. San Martin y aclarando que no pretendíamos que el ala fuese donada sino que viniese al museo en calidad de préstamo, la razón es que si el museo no cumplía en restaurarla o en su posterior conservación, el club tuviese la oportunidad de reclamarla y entregarla a quien la supiese cuidar como merece, el club accede gustoso a nuestra propuesta.

El día 20 de mayo de 2000 el ing. Francisco Guillermo San Martín, el Arq. Juan Ignacio San Martín y el Sr. Juan José Martínez (el que escribe) fuimos a buscar el ala,

El IA 34 tiene tres conjuntos principales, semi ala derecha, semi ala izquierda y la cabina, todo se encontraba colgado en la pared de uno de los hangares, sabíamos que el estado no era muy bueno, pero cuando con Juan Ignacio intentamos bajar la cabina nos dimos cuenta que en realidad el estado era deplorable y al sacar uno de los alambres que la sujetaba a la pared, la parte trasera roto unos 45º con respecto a la delantera, volvimos al colocarle el alambre y con ayuda de gente del club que poco a poco se iban acercando al hangar y así pudimos bajar la cabina sin dañarla mas de lo que estaba, la colocamos en un chatón prestado por el club y proseguimos a bajar las alas que estructuralmente estaban mejor pero con daños importantes.

cabina sobre el chatón (foto Juan Ignacio San Martín)

Varias personas comentaban lo difícil del trabajo que estábamos encarando, otra dijo “para que se lo llevan si no lo van a poder restaura”, Juan Ignacio miró a su padre sin decir nada y este le dijo “no te preocupes que vas a ver que lo vamos a restaurar”.

La frase que está escrita arriba sintetiza la personalidad de Francisco Guillermo San Martín, fue fundador del club de planeadores, el autódromo de Córdoba se hizo en parte gracias a él, la asociación de amigos del museo está hoy en día gracias a la voluntad y empeño que puso y el entusiasmo que nos trasmitió en los momentos difíciles, que por cierto fueron muchos, esto es por nombrar algo porque él siempre fue una persona optimista, acostumbrado a tomar desafíos importantes y llevarlo a buen término, en el museo siempre colaboró, en forma económica con lo que podía o siempre era el primero cuando había que realizar alguna tarea, por ejemplo el día que queríamos mover un tractor pampa, mientras nosotros debatíamos como hacerlo él ya estaba empujando.

Ing. Francisco G. San Martín (der) y el Arq. Juan I. San Martín

Personalmente me considero afortunado de haberlo conocido, que él sea mi amigo y senrtime correspondido, lamentablemente ya no está entre nosotros pero su espíritu sigue presente.

El IA-34M lista para el traslado al museo (foto Juan Ignacio San Martín)

Una vez terminado de cargar el ala, y mate cosido de por medio por el frío, nos dispusimos a salir para córdoba, el jeep IKA que teníamos para remolcar el chatón había sido entregado unos días antes al museo por la municipalidad (área Defensa Civil) y no conocíamos su estado mecánico, era de noche y cuando quise prender las luces, solo andaban las de posición, por esto el presidente del club hizo de auto guía, atrás venia el jeep y después el auto de pancho con Juan para hacer de luz trasera del chatón, en el camino surgió la sorpresa que el jeep no tenía buenos frenos, el auto guía andaba bastante rápido, así que para mí no fue un viaje placentero ya que tenía la responsabilidad de llevar el único IA 34 que queda, llegamos al museo sin contratiempos y entramos el ala, la parte mas sencilla estaba realizada.

En el museo se procedía a realizar una limpieza superficial como para sacar la suciedad gruesa y se sacó la tela de las ala para poder remover algunos nidos de ratas que habían quedado con el tiempo, la limpieza profunda se realizó mucho después por una razón muy importante que será expuesta mas adelante.

Con esta limpieza se hizo una evaluación mas detallada de los daños que tenía la máquina, los mas de 35 años que estuvo sin mantenimiento se veían claramente. La cabina, el conjunto que peor estaba; el lateral derecho y el piso no existía, la parte delantera y la trasera está unida por un larguero formado por terciado y 4 varillas, de los terciados faltaban el superior e inferior y solo una varilla estaba sana que era la que unía las dos mitades, por encima de la línea media la estructura estaba cortada y desencolada, parte de esta estaba detrás del asiento del piloto y se llegó a la conclusión que pertenecían a la cúpula y el sopote de esta después de un rato de observación.

Las partes metálicas, toma de alas, tren de aterrizaje, roldanas etc., estaban oxidadas pero recuperables y no había faltantes, las ruedas no estaban al igual que los instrumentos y la cúpula.







Distintas imágenes del estado de la cabina (fotos Martinez)

Al ala izquierda le faltaba la puntera desde el alerón y al igual que el ala derecha presentaba numerosas costillas rotas, todas las superficies móviles, elevones y frenos de aire, estaban clavados, sus barras, cable de comando y resortes estaban con corrosión, lo bueno era que el larguero y las tomas de ala estaban en buenas condiciones.













estado que presentaba las alas

Como encargado del área de restauración, le presente a Francisco San Martín el plan de trabajo, este consistía en seguir todos los procedimientos aeronáuticos que se aplicaban en la época en que se construyo el ala, con los mismos materiales y que al final de la restauración debíamos hacer al menos un vuelo, San Martín respondió que era el único IA 34 y que no debíamos arriesgarlo en un vuelo, entonces replanteé el trabajo y se aprovecharía el hecho de que no volaría para recuperar la mayor cantidad de partes que se tendrían que reemplazar si el ala volase.

Para realizar la restauración se llamó a un carpintero aeronáutico y yo lo ayudaría a la ve de aprender a su lado. El carpintero pasó un presupuesto de $6000 lo que no era mucho pero la asociación no contaba con el dinero, para esa época la entrada de la asociación por mes era de $200 que se repartía para el mantenimiento mínimo del museo.

Mientras trabamos de conseguir los fondos, aprovechamos ese tiempo en reunir toda la información que fuese posible, gracias al Ing. Andres Albino Giunta pudimos ir a planimetría de la fabrica de aviones, generalmente se piensa que los planos de los aviones construidos por la fabrica ya no están, pero vinos con alegría que no es así, si bien falta material y los planos están mezclados, todavía quedan muchos de estos, por ejemplo están los planos completos del IA-33 pulqui II y gran parte del IA-27 pulqui , del IA-34 se encontraron de la biplaza y algunos de la monoplaza, de estos le sacamos copias que correspondían en su mayoría sección de la cabina, del las ala llevamos copia de los comandos y algunas costillas; ya trabajando sobre el ala se comprobó que no todos los planos servían ya que presentaban diferencia con el planeador, sobre todo los comandos de vuelo y la cúpula, como curiosidad el largo de la cabina en el plano figura de 3,05m pero en realidad tiene 3,45 m.

Las primeras informaciones históricas salieron de la revista Nacional de Aeronáutica del periodo 1948 a 1963 que se consultaron en la Biblioteca Nacional de Aeronáutica, con el tiempo se pudo completar parte de la historia con relatos de personas que volaron el ala en el club de planeadores Córdoba.

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